Niels Bohr propuso la hipotesis de que los electrones
sólo describen órbitas de torno al núcleo a determinadas distancias. Bohr supuso que los electrones
están dispuestos en capas definidas, o niveles cuánticos, a una distancia considerable
del núcleo. La disposición de los electrones se denomina configuración
electrónica. El número de electrones es igual al número atómico del átomo. Las
capas electrónicas se superponen de forma regular hasta un máximo de siete, y
cada una de ellas puede albergar un determinado número de electrones. La
primera capa está completa cuando contiene dos electrones, en la segunda caben
un máximo de ocho, y las capas sucesivas pueden contener cantidades cada vez
mayores. Ningún átomo existente en la naturaleza tiene la séptima capa llena.
Los “últimos” electrones, los más externos o los últimos en añadirse a la
estructura atómica, determinan el comportamiento químico del átomo.
Por otra parte, las capas exteriores de los
elementos como litio, sodio o potasio sólo contienen un electrón. Estos
elementos se combinan con facilidad con otros elementos (transfiriéndoles su
electrón más externo) para formar numerosos compuestos químicos. De forma
equivalente, a los elementos como el flúor, el cloro o el bromo sólo les falta
un electrón para que su capa exterior esté completa. También se combinan con
facilidad con otros elementos de los que obtienen electrones.
Las capas atómicas no se llenan
necesariamente de electrones de forma consecutiva.
“n” = niveles (numero cuántico principal)
“l” subnivel (Indica la forma de los orbitales de
energía en el que se encuentra el electrón)
l = 0 “s”, l = 1 “p”, l = 2 “d”, l = 3 “f”, l
= 4 “g”
“m” magnetismo (orientación espacial)
“s” (spin o giro del electrón)
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